Llegó el momento...
En realidad lo
sabía desde hacía tiempo pero lo fue posponiendo a base de excusas....
Esta vez todas
se habían caído
y empezó a recoger en su maleta los trozos de vida
desperdigados por la habitación:
Sobre la cama,
la desilusión;
A un lado,
tirado sobre la alfombra, el amor;
Desparramada
sobre la butaca, la tristeza;
Desperdigados
por el suelo, los recuerdos;
Embarullados
en un rincón, los sueños;
Posados sobre
todos los muebles, los latidos, las risas….y los llantos
El corazón no
pudo recogerlo....
El corazón, henchido por tanta emoción contrapuesta, había
estallado en diminutos pedazos que ahora salpicaban, como en un decorado
macabro, las paredes de la habitación
El corazón no lo pudo recuperar....
Y salió
de puntillas como para que su alma no se diera cuenta de que la vida se le
acabaría justo cuando sonara, mudo, el portazo del final.
C.
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